No todo es negativo cuando hablamos de avances tecnológicos

Mucho tienen que ver las innovaciones tecnológicas en las diferencias sociales que existen en todo el mundo. Hay países desarrollados que cuentan con los avances de primera categoría porque de ellos se exportan al resto del globo. A algunos les llega de manera inmediata, ya que es una de las características: la rapidez. Otros las obtienen tarde o ni siquiera las reciben. Pero, poco a poco esa insuficiencia se va eliminando.

Un claro ejemplo de esto son las comunidades aborígenes, las cuales no eran tenidas en cuenta a la hora de “repartir los nuevos avances”, pero tanto lucharon (y luchan) por sus derechos que ya dejaron de ser primitivas para introducirse en el universo tecnológico. Lo que no quiere decir que estén insertos totalmente en la sociedad, aun continúan luchando por eso. Pero les resulta de gran ayuda para fomentar su cultura.

Los indígenas lograron, por fin, contar con estudios de radio, con cámaras, con televisores y una gran cantidad de herramientas para poder difundir sus formas simbólicas, tradicionales y culturales. Aquí, entró en juego la división del Espacio-Tiempo, donde ya no era necesario que los receptores estén en el mismo contexto que el emisor para poder estar informado.

No nos olvidemos que a partir del surgimiento de los medios de comunicación masivos, las culturas mediáticas se fueron transformando, ya sean las de los países del Primer Mundo como las del Tercer Mundo. De ahí la aparición del término MEDIATIZACIÓN, que implica una transformación constante de los significados de un texto a otro, de un discurso a otro o de un acontecimiento a otro. En fin, es la circulación del significado que constituye más que un flujo o salida.

Volviendo a los pueblos autóctonos, podemos ver en el documental: “La guerra por otros medios”, dirigida por Cristian Jure y Emilio Cartoy Díaz, que las tecnologías en estas aldeas es muy aceptada porque por medio de ellas pueden hacerse oír. En el video, uno de los testimonios es de un indígena del territorio Suruí, Amazonia, llamado Almir Narayamoga, Jefe del clan Gamep, donde afirma que “maloca digital” (una revista electrónica) es como si fuera su casa y la de su gente, porque a través de ella pueden cuidar su territorio usando la tecnología, usando internet.

Cuenta que el primer contacto que tuvieron con sociedades no indígenas fue el 7 de septiembre de 1969. A causa de ello, los blancos llevaron consigo una gran cantidad de enfermedades y epidemias lo que provocó muchas muertes, quedando así, reducida la población. Aquella vez, el encuentro fue brusco ya que empezaron a deforestar toda la zona para construir rutas y colonizar. En tres años pasaron de ser 5000 personas a ser solamente 250, en ese momento ellos pensaban que podían defender sus derechos con el arco y la flecha, pero se dieron que cuenta que no funcionaba y cambiaron ese método por notebooks y cámaras para poder reclamar y defenderse.



A través de Google Earth pueden ver por dónde entran y qué zonas intentan deshabitar los hacendados, empresarios o madereros. Esto fue realmente un gran avance porque antes se turnaban para ir a cuidar el lugar y protegerla de los invasores, ahora las controlan mediante internet. Uno de ellos cuenta que los jóvenes no conocen la selva ni los peligros a los que está sometida, es por eso que les hacen ver videos que muestran cómo destruyen los recursos forestales para luego pastar y poner ganado.

Con todo lo dicho hasta el momento, quiero que todos aquellos que piensan que las tecnologías y los medios de comunicación solo sirven para distorsionar a las culturas establecidas y convertirlas en culturas masivas o mediáticas tienen una mirada errónea, porque de ellas se desprenden múltiples oportunidades, ya sean, laborales, comunicacionales, simbólicas, culturales, políticas o económicas.

A partir de hoy, creo que tenemos que dejar de lado esa subestimación o rechazo a los nuevos desarrollos de la tecnología para darle una buena y efectiva utilidad, porque al fin y al cabo, todo necesitamos de ellas para poder comunicarnos y difundir los recursos simbólicos que cada comunidad tiene. Y no sólo eso, sino que también no sirve para trasladarnos y a la vez estar informado, por ejemplo en el auto escuchando radio por el estéreo, o caminando con un mp3, hay muchas cosas de las cuales le podemos sacar provecho, todo el mundo tiene acceso, entonces no entiendo por qué todo el mundo se queja de ella.

Eliana Lacerenza